De consumidor a generador: cómo vender energía solar a la CFE

cómo vender energía solar

En medio de una crisis climática que exige transformaciones profundas, la ciudadanía mexicana encuentra nuevas formas de participar en la transición energética. Una de las más poderosas y accesibles es convertir los hogares y negocios en pequeñas centrales solares, capaces de generar su propia electricidad y compartirla con la red nacional.

En México, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) permite que usuarios residenciales, comerciales y pequeños industriales conecten sus sistemas solares fotovoltaicos al sistema eléctrico nacional. A través de este esquema, cualquier persona puede inyectar energía limpia a la red y reducir significativamente su consumo eléctrico convencional.

Este modelo no solo representa un alivio económico: es una acción directa y tangible contra la dependencia de combustibles fósiles. En esta guía te explicamos cómo funciona este mecanismo, qué necesitas para participar y por qué se ha convertido en una pieza clave para la sostenibilidad ambiental en 2025.

¿Qué es la generación distribuida y por qué es crucial en la lucha climática?

La generación distribuida es un modelo energético que permite a los usuarios producir energía en el mismo lugar donde la consumen, generalmente a través de fuentes renovables como la solar. En México, esta práctica está regulada y respaldada legalmente desde 2017, permitiendo a hogares, negocios e industrias pequeñas inyectar su excedente de energía fotovoltaica a la red eléctrica de la CFE.

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Esta energía no solo cubre las necesidades del usuario que la produce, sino que también puede ser aprovechada por otros, reduciendo así la necesidad de generación eléctrica en centrales contaminantes.

Además de los beneficios ecológicos, este sistema:

  • Disminuye la demanda de combustibles fósiles.

  • Favorece la descongestión de redes eléctricas tradicionales.

  • Reduce emisiones de gases de efecto invernadero.

  • Fomenta la democratización del acceso energético.

¿Cómo funciona el esquema de interconexión con CFE?

El proceso para conectar un sistema de paneles solares a la red de CFE es claro y accesible. A través de un esquema de medición neta, se instala un medidor bidireccional que contabiliza la energía que entra desde la red y la que se entrega a esta.

Esto permite que el usuario:

  • Consuma su propia energía solar durante el día.

  • Envíe a la red el excedente que no utiliza.

  • Reciba energía de CFE cuando su sistema no genera suficiente (por ejemplo, en la noche o en días nublados).

  • Obtenga un saldo neto mensual, donde solo paga por la diferencia entre lo consumido y lo aportado.

Aunque CFE no paga en efectivo por los excedentes, estos se acumulan como créditos en el recibo de luz, lo que puede llevar a una factura mensual cercana a cero.

¿Qué se necesita para comenzar a vender energía a la CFE?

Para participar legalmente en este modelo, es necesario cumplir con algunos requisitos técnicos y administrativos. A continuación, los más importantes:

  • Instalación solar certificada: El sistema debe cumplir con normas técnicas vigentes y ser instalado por profesionales acreditados.

  • Medidor bidireccional: Instalado y configurado por CFE para registrar el flujo de energía en ambas direcciones.

  • Trámite de interconexión: Incluye solicitud, validación técnica y firma del contrato con CFE.

  • Capacidad menor a 500 kW: En el caso de generación distribuida, la instalación no debe exceder este límite para participar bajo el modelo simplificado.

Estos pasos permiten que cualquier hogar o empresa se convierta en un agente activo del cambio climático desde el ámbito energético.

El impacto ambiental de compartir energía solar

Cada kilowatt hora generado con paneles solares y no consumido desde fuentes tradicionales evita la emisión de entre 0.4 y 0.6 kilogramos de CO₂, dependiendo del tipo de generación sustituida. Esto convierte a los sistemas solares en herramientas muy efectivas para:

  • Reducir la huella de carbono personal o empresarial.

  • Descarbonizar progresivamente el sistema eléctrico nacional.

  • Fomentar una cultura energética descentralizada y responsable.

En un año, una casa promedio con un sistema de 12 paneles solares puede evitar la emisión de más de 2 toneladas de CO₂, lo que equivale a plantar más de 90 árboles.

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Beneficios ecológicos y sociales más allá del ahorro

El impacto de la generación distribuida va más allá del bolsillo. Al fomentar este modelo, se estimula también:

  • La creación de empleos verdes en instalación, mantenimiento y desarrollo de tecnología solar.

  • La educación ambiental comunitaria.

  • La resiliencia energética frente a apagones o fallas de suministro.

  • El desarrollo sostenible en zonas con acceso limitado a la red convencional.

En el contexto mexicano, donde muchas regiones tienen una alta radiación solar anual, el potencial para escalar esta solución es enorme.

Una revolución energética desde lo local

La posibilidad de vender energía limpia a la red nacional es mucho más que un truco legal o una ventaja económica. Es, en realidad, una oportunidad para replantear nuestra relación con la energía y con el planeta.

En un país con amplio potencial solar y una creciente conciencia ambiental, cada panel instalado representa una declaración de principios: una apuesta por la sostenibilidad, por la soberanía energética y por el futuro de las próximas generaciones.