La ciudad de México es una de las más grandes urbes en el mundo, a diario se generan en ella 12 mil 893 toneladas de basura. El tratamiento de los desechos ha salido de las manos del gobierno y de sus habitantes, el reciclaje ni la reutilización de objetos bastan para tener el control de esta situación.
Recientemente, el gobierno de la ciudad de México anunció un convenio con la empresa Veolia para la construcción de la planta de termovalorización más grande del mundo en Bordo Poniente. Las plantas de termovalorización es el proceso mediante el cual se transforman desechos en energía. Se planea que esta planta de abasto de energía a 12 estaciones del Metro, todo esto con un costo de 2 mil 350 millones de pesos al año durante treinta años.
Los rellenos sanitarios en la ciudad de México e incluso en cualquier parte del mundo, lejos de ser una respuesta efectiva, son muy nocivos para el medio ambiente y todos sus habitantes. Sin embargo, este proyecto ha dado mucho de qué hablar, pues aparentemente esta planta no es una opción muy inteligente. La Comisión Europea declaró su tecnología como limitada y como una opción poco favorable para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ante la catástrofe ambiental, el aprovechamiento de los recursos se ha vuelto parte de la cotidianidad de muchas personas, sobre todo en aquellas con mayor conciencia ambiental, no necesariamente en países de primer mundo.
Pero muchas acciones tomadas, ahora se cuestionan, ya que no muchas veces han ayudado de la manera en que se esperaba, ya que en realidad, las cuestiones ambientales no forman parte de las prioridades en la agenda de los gobiernos.
Una de las caras cuestionables de este tipo de planta de termovalorización es que para su funcionamiento se necesita de cierta cantidad de basura, en realidad, una gran cantidad. Aunque hay países muy desarrollados en los que la producción de desechos es mínima e incluso para poner en funcionamiento este tipo de sistema, requieren importar basura, para la ciudad de México este probablemente no sería un pero.
Otro de los inconvenientes que se ven ante este plan, es el consumismo desaforado sin una posibilidad de retroceso. Parece ser que el consumo de objetos es más allá de una necesidad, es más bien una manía sin control que conlleva a problema medioambientales serios.
Por otro lado, se encuentra el gran riesgo ambiental que implicarían las plantas para la salud de los seres vivos —plantas, animales y humanos—. La quema de basura emite sustancias muy tóxicas para la salud de cualquier ser vivo.
Sin dudar, la producción de basura en las grandes ciudades, como lo es la CDMX, es un problema difícil de tratar, y las posibles soluciones que se encuentran tienen diferentes plazos o vigencias.
Dentro de lo peor se pretende buscar lo mejor, sin embargo es debido considerar individualmente si en realidad no es posible evitar generar tanta basura cada día y en cada acción de desechar, considerar si se ha hecho de la mejor manera.
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