Con la producción de alimentos que se tiene hoy en día, no serían necesarios los problemas de hambruna en ciertas partes del mundo, sin embargo la educación que hemos tenido hasta el día de hoy no basta para tener consciencia sobre el desperdicio de alimentos. La mayoría de lo que se tira aún es comestible.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), globalmente se desperdician mil 300 millones de toneladas de comida anualmente (el 6 por ciento corresponde a América Latina y el Caribe). Estas cantidades —que podrían alimentar a dos millones de personas— se traducen en 30 % de cereales, entre 40 y 50 % de raíces, frutas y verduras, 35 % de pescado y 20 % de carnes.
Estas cifras alarmantes nos llevan a compartir contigo algunos consejos para reducir el desperdicio de alimentos.
– Fechas de caducidad. Las fechas marcadas en los productos que venden en los supermercados, son fechas de consumo preferente, no fechas obligatorias para desechar dichos alimentos que no se han consumido.
En muchas ocasiones, los productos, dependiendo de su origen y sus conservadores, pueden servir mucho tiempo más, es por eso que debes confiar en tus sentidos y considerar cuando un alimento ya no se puede consumir. Ten cuidado especial con los productos de origen animal.
– Evita hacer compras excesivas. Solemos comprar cada fin de semana un monto de alimentos que consumiremos de lunes a domingo, sin embargo son pocas las veces que tenemos la alacena justo con lo que necesitamos y en ocasiones de limpieza tiramos varios productos que tienen una fecha de vencimiento considerable. Antes de ir al supermercado realiza una lista, intenta apegarte a ella basándote en lo que revisaste antes de ir.
– Desconfía de las ofertas. No te dejes tentar por las ofertas, podrías acabar tirando lo que no consumiste y por tanto, tirar dinero a la basura.
– No hagas las compras si tienes hambre. Siempre solemos comprar más si tenemos hambre en el supermercado a hacerlo de manera inteligente.
– Usa tu congelador inteligentemente. La mayoría de los alimentos son congelables, además de ahorrarte mucho tiempo para cocinar entre semana ya que sólo tendrás que sacar del congelador tu comida una noche antes y hervir bien al momento de cocinar.
Nunca congeles productos lácteos, vino, pescado cocido, mayonesa o alimentos aderezados con mayonesa y papa. Cuida que tus alimentos no pasen más de tres o cuatro meses en congelación, no se echarán a perder pero sí se verán afectados en su sabor por los cristales que generan el enfriamiento.
– Acomoda los alimentos en el refrigerador. Coloca en la parte delantera los productos que debes consumir primero para reducir el riesgo de almacenar productos que no sirven.
– Organiza tus alimentos por menú. Puedes anotar en tu celular o libreta las porciones que requieres para preparar ciertos platillos, los cuales consumirás los próximos días, considerando cuántos días servirán todos los ingredientes.
De esta manera también ahorras tiempo y dinero entre semana y no tienes que ir cada noche al supermercado para comprar los alimentos del día siguiente.
– Sirve cantidades pequeñas de comida. Aunque tengas mucha hambre, la realidad es que no necesitas porciones más grandes que de costumbre en tu plato. Además tienes la posibilidad de servir más de ser necesario.
– Deshidrata alimentos. Es una alternativa poco usual, pero que te hará solucionar parte del desperdicio de tus frutas y verduras. Existen secadoras que funcionan mediante energía solar. Su sabor es delicioso y son un snack saludable.
Son tres las formas para deshidratar alimentos: por calor solar, por el uso de deshidratadores comerciales eléctricos, y mediante estufas y hornos.
Hay cerca de 6 millones de niños en el mundo que se mueren de hambre cada año, y todos los años se desperdician mil 300 millones de toneladas de alimentos, según ha denunciado la FAO.
– Sé creativo con los múltiples usos. Tal vez un día cocinaste un platillo con arroz como guarnición, pero no lo acabaste todo, probablemente al día siguiente no te apetezca comerlo solo. Imagina un siguiente menú que combine bien con el arroz. Si tienes muchas frutas que no servirán pronto, puedes hacer agua, jugos o smoothies con un procesador o licuadora para usar cantidades mayores y no tener que tirar nada. Incluso, si te pones creativo puedes hacer una mermelada o jalea.
– Si es necesario desechar alimento, éste puede servir como abono para las plantas. Puedes hacer una composta con frutas y verduras que ya no son consumibles. Basta con depositar los residuos, cubrirlos con una capa de microbios especiales y dejarlos fermentar.
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