Magiro hidroeléctrica, el proyecto que ilumina una aldea keniana

magiro hidroeléctrica

En las remotas aldeas de Kenia no se goza fácilmente de todos los servicios básicos, como la electricidad.

Aunque el suministro de luz llega de forma reducida a estas aldeas por parte de la empresa pública Kenya Power, el precio de la factura es alto y casi inalcanzable. Alrededor de 500 chelines (4.3 euros), los cuales son imposibles de pagar para los pobladores que viven con menos de un dólar al día.

Aunque el suministro eléctrico llega de forma reducida a estas aldeas con la empresa pública «Kenya Power», el precio de la factura, de 500 chelines kenianos al mes (4,3 euros al cambio), se hace inaccesible para gente que sobrevive con menos de un dólar al día. Pero con el proyecto Magiro hidroeléctrica, los vecinos gozan de luz por 200 chelines.

Ante esta problemática, el joven keniano de 25 años, John Magiro, ingenió un sistema para que en su comunidad 300 casas disfrutaran de electricidad, un privilegio de necesidad básica que no conocían antes.

Magiro hidroeléctrica
John Magiro *Foto: EFE / Daniel Irungu

Magiro no cuenta con estudios profesionales debido a las condiciones de su entorno, sin embargo esto no ha sido una barrera para que su ingenio y deseos de ayudar a la comunidad se vean mermados. Al contrario, probablemente sus privaciones lo han llevado a conseguir soluciones creativas y efectivas.

Para llevar electricidad a estas familias kenianas, el keniano aprovecha la energía del río que atraviesa su remota aldea en las altas montañas del poblado de Ireke, situadas en el condado de Murang’a.

Desde 2013, su proyecto Magiro Hidroeléctrica ha conseguido electrificar 2 kilómetros de su aldea de casas que solían utilizar queroseno, gasóleo y baterías, causantes de grandes impactos en el medio ambiente, e incluso peligroso para los propios vecinos.

La inspiración de Magiro fue la dinamo de una bicicleta. Pensó que con un sistema similar podría conseguir electricidad de la fuerza del agua en las cataratas de Ireke. Decidió desmontar los alternadores de coches y hasta la radio de su madre, buscando piezas ideales para crear una minicetral hidroeléctrica para así, conseguir electricidad. Cuando lo logró, el Fondo Fiduciario de Medio Ambiente (Netfund, por sus siglas en inglés) y la organización medioambiental World Wildlife Found (WWF) mostraron interés y apoyaron al joven para hacer más grande su proyecto y beneficiar a más personas.

De esta manera, Magiro construyó en el río Gongo una barrera hecha con troncos y tablas para controlar la fuerza del flujo del agua.

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*Foto: Diario de Navarra

¿Cómo funciona?

Dos tuberías modestas desembocan en una cabaña pequeña de cemento y chapa en la están albergados dos alternadores con los que consigue una fuerza de 75 kilovatios, sin embargo su meta es llegar a los mil 110 kw.

Hay turbinas que funcionan a toda velocidad, ruidosos, que rompen el silencio del caudal del río. Magiro encajó una goma en una polea y la conectó a un transformador que controla con una rueda la cantidad de energía que beneficiará a través de la red a las casas vecinas.

Una enredadera de cables escalan un poste fino de madera de 12 metros de altura en el que supervisa Jeffrey, uno de los colegas que Magiro contrató para verificar la eficacia de la conexión.

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*Foto: EFE

Para los pobladores, Magiro es un héroe, «nos salvó de la oscuridad para traernos la luz. Aprecio mucho su esfuerzo, nuestra vida ha mejorado mucho», explica Shem Chegue, un campesino beneficiario del proyecto, para quien este beneficio no solamente implica tener luz, sino poder mirar el televisor para informarse, cocinar y cargar un móvil.

Hasta ahora, el creador no tiene ningún beneficio monetario, ya que todos los recursos y presupuesto están enfocados en seguir mejorando el proyecto. Desea ampliar los 2 kilómetros de poblado que ha electrificado hasta las 30 km y llevar luz a 280 vecinos más que piden el beneficio de la luz en sus hogares.

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*Foto: El Diaro de Navarra

Para continuar, Magiro calcula necesitar 8 millones de chelines (69 mil 565 euros), un reto que no cuenta con el apoyo del gobierno de Kenia.

La ambición de Magiro no se detiene ahí, pues también desea cumplir con el desafío de suministrar de agua eficazmente a estas aldeas.

 

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