¿Por qué se inunda la Ciudad de México?

¿Y cómo transitarla sin ahogarse en el intento?

Sin importar la época del año, cada vez que llueve en la Ciudad de México (CDMX) el pánico resurge en las calles, pues hay zonas donde lo usual es que los coches queden sumergidos bajo el agua como submarinos improvisados. Pero, ¿por qué siempre se inunda la Ciudad de México?, ¿si ya se sabe por qué no lo arreglan? ¿tiene remedio?

La CDMX está asentada sobre cinco lagos —Texcoco, Zumpango, Xaltocan, Xochimilco y Chalco—, dentro de una cuenca que a su vez está rodeada de montañas. Y justo esas fueron las cualidades por las que los aztecas decidieron fundar la Gran Tenochtitlán hace casi setecientos años. Pero más allá del recuento histórico y la añoranza, trae pesares de todos los tamaños.

México Tenochtitlán en 1524. *Foto: Wikimedia Commons.

De aquellos mexicas (tenochcas) que levantaron uno de los imperios más importantes de América, a estas alturas queda poco. Hoy, a pesar de los pesares y de que es inexplotable la cualidad acuífera del Valle de México, los capitalinos nos rehusamos a dejar la ciudad aunque se inunde y no haya trajineras que alcancen para transportar a todo aquel que se quedó atorado en el paso a desnivel de la Picacho Ajusco o en Indios Verdes.

No tiene la culpa Tláloc, sino quien no hace desagües.

En 2016, el cambio de por lo menos el 30% de la red hidráulica de la CDMX era urgente. El entonces titular del Sistema de Aguas de la Ciudad de México pidió sustituir cuatro mil kilómetros de tuberías de más de dos siglos, unas a las que Porfirio Díaz dio el visto bueno. Así, a la insuficiente capacidad de desagüe se suma que hay sobreexplotación del manto acuífero que da agua potable a la población, una paradoja que deja a la ciudad seca por dentro y con la superficie inundada cuando llueve.


Cárcamo de Dolores, segunda sección de Chapultepec. *Foto: gob.mx

El rival más débil.

No conforme con la calamidad líquida de la CDMX, hay otro factor importantísimo para que las inundaciones cada vez sean peor: la basura. Según datos de la extinta Asamblea Legislativa del Distrito Federal, hasta principios de este año la mitad de los grandes encharcamientos fueron causados por coladeras tapadas con grandes cantidades de basura.


Unas mil 690 toneladas de basura se acumula diario en las calles de la CDMX. *Foto: Twitter.

El pasado jueves 30 de agosto, la ciudad se paró por casi cinco horas debido a fuertes lluvias que causaron inundaciones en toda la CDMX. ¿Se pudieron haber evitado? Según el actual jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, sí.

Que ¿cómo lo supo? Durante una revisión a la Planta Compactadora de Residuos Urbanos Iztapalapa 2, Amieva explicó que al día se generan 13 mil toneladas de residuos, de las que el 13% está en las calles, es decir unas mil 690 toneladas.


Seguirá lloviendo. *Foto: Pexels.

¿Algún día las inundaciones no serán?

Desde 1629, los historiadores han dado cuenta de las grandes trombas que han sepultado a la Ciudad de México como una Atlantis chilanga, donde han muerto miles de personas y animales. Las cualidades geográficas de esta metrópoli y la necedad de ser muchos e inconscientes arroja sólo un resultado: no hemos podido ni podremos lidiar con las inundaciones a gran escala.

No es pesimismo, es: corrupción y asentamientos ilegales en lugares estratégicos de recargo de agua como ríos, lagos, barrancas y bosques. Es la basura desmedida. Es la sobrepoblación.


Rescate de la policía capitalina a transeuntes. *Foto: Twitter.

Desafiar al destino.

Por fortuna, las lluvias no desaparecerán. Por desgracia, seguirán causando estragos. Así que además de armarse con las botas, el paraguas y hasta los flotadores, quizá valdría la pena también armarse de valor para no tirar basura en las calles, y de paciencia para soportar el caos que el cielo regala gota a gota.


*Foto: Emilio García, Unsplash.