Las colillas de cigarro contaminan más que los popotes

Desde hace 32 años, las colillas de cigarro son el objeto más recolectado de las playas, pero no fue hasta 2017 que la organización Ocean Conservacy comprobó una catastrófica omisión: las colillas contaminan más que los popotes.

Un reciente estudio ambiental, que recorrió 112 países, reveló que en menos de un año se recolectaron más de 8 millones 164 mil 662 kilos de basura y casi dos millones de desechos de cigarro de entre la arena y el mar. La cantidad es alarmante, pues eso explica que el 70% de las aves marinas y el 30% de las tortugas encontradas muertas en las aguas del mundo tengan residuos plásticos en su sistema.

La Universidad Nacional de Irlanda publicó un estudio en el que comprobó que el 73 % de los peces del océano comió plástico. *Foto: pixabay.

¿Qué implica que las colillas de cigarro contaminen más que los popotes?

Desde hace algunos años, las bolsas de plástico y los popotes han sido los desechos contaminantes más odiados por los ambientalistas y el marketing ecológico. Y no es gratuito si estos dos ocupan el quinto y sexto lugar de la lista de contaminantes de las aguas del planeta con 757 y 643 millones de toneladas anuales, respectivamente, según datos de la misma lista de Ocean Conservacy.

Pero el problema no es la competencia indeseable de qué contamina más, sino los esfuerzos que los gobiernos, organizaciones y empresas de todo el mundo ponen a disposición para frenar el envenenamiento y sobreexplotación de los recursos de la Tierra y, por ende, el alto al cambio climático.


Cerca de 180 especies de animales marinos comen algo de las 12.7 millones de toneladas de plásticos que flotan en las aguas del mundo. *Foto: diariodecoahuila.com

¿Cuáles son los retos ahora?

Con la nueva noticia, disminuir los 5.6 millones de millones de colillas desechadas en el mundo cada año (de las que el 66% termina contaminando las aguas del mundo) será el principio de un trabajo duro. Pero el verdadero reto es y será que la industria mundial del tabaco modifique sus procesos de manufactura, los materiales que usa y hasta la oferta en el mercado para que el consumo sea, si no responsable con la salud de quien fuma, sí con los residuos que genera.


Según datos de la CBP, las colillas no dan beneficios al fumar. *Foto: Unsplash.

Con el fin de hacer que las colillas desaparezcan, ya existe un proyecto llamado Cigarrette Butt Pollution (CBP) que espera prohibir el uso de los filtros en los cigarros que están hechos de acetato de celulosa, un plástico que tarda cerca de 10 años en descomponerse y cuya manera de desecharse es irresponsable. Y como si no pudiera ser peor, Thomas Novotny, experto en salud pública y fundador de CBP, dijo en una entrevista para NBC que los filtros que se usan en los cigarros no sirven para inhalar el humo del tabaco ni brindan un beneficio de protección para la salud, y que son más bien mero producto de marketing.

5.6 millones de millones de colillas son desechadas cada año. *Foto: Pixabay.

Lamentablemente, se ha comprobado que muchos legisladores del mundo reciben contribuciones para sus campañas políticas de las grandes tabacaleras, lo que significa que no se legisle en nunca en su contra.

Lo que hay que hacer.

Mientras, The Ocean Conservacy, que ha patrocinado una limpieza anual de las playas de más de 120 países en el mundo, espera llevar a cabo campañas de concientización a fumadores que piensan, irresponsablemente, que las colillas son biodegradables. Además de alentar a las compañías a que busquen alternativas y hagan filtros comestibles (ya se han probado caramelos de menta y galletas saladas).

El segundo gran contaminante del mar son las envolturas de comida. *Foto: Pixabay.

¿Por qué se inunda la Ciudad de México?

¿Y cómo transitarla sin ahogarse en el intento?

Sin importar la época del año, cada vez que llueve en la Ciudad de México (CDMX) el pánico resurge en las calles, pues hay zonas donde lo usual es que los coches queden sumergidos bajo el agua como submarinos improvisados. Pero, ¿por qué siempre se inunda la Ciudad de México?, ¿si ya se sabe por qué no lo arreglan? ¿tiene remedio?

La CDMX está asentada sobre cinco lagos —Texcoco, Zumpango, Xaltocan, Xochimilco y Chalco—, dentro de una cuenca que a su vez está rodeada de montañas. Y justo esas fueron las cualidades por las que los aztecas decidieron fundar la Gran Tenochtitlán hace casi setecientos años. Pero más allá del recuento histórico y la añoranza, trae pesares de todos los tamaños.

México Tenochtitlán en 1524. *Foto: Wikimedia Commons.

De aquellos mexicas (tenochcas) que levantaron uno de los imperios más importantes de América, a estas alturas queda poco. Hoy, a pesar de los pesares y de que es inexplotable la cualidad acuífera del Valle de México, los capitalinos nos rehusamos a dejar la ciudad aunque se inunde y no haya trajineras que alcancen para transportar a todo aquel que se quedó atorado en el paso a desnivel de la Picacho Ajusco o en Indios Verdes.

No tiene la culpa Tláloc, sino quien no hace desagües.

En 2016, el cambio de por lo menos el 30% de la red hidráulica de la CDMX era urgente. El entonces titular del Sistema de Aguas de la Ciudad de México pidió sustituir cuatro mil kilómetros de tuberías de más de dos siglos, unas a las que Porfirio Díaz dio el visto bueno. Así, a la insuficiente capacidad de desagüe se suma que hay sobreexplotación del manto acuífero que da agua potable a la población, una paradoja que deja a la ciudad seca por dentro y con la superficie inundada cuando llueve.


Cárcamo de Dolores, segunda sección de Chapultepec. *Foto: gob.mx

El rival más débil.

No conforme con la calamidad líquida de la CDMX, hay otro factor importantísimo para que las inundaciones cada vez sean peor: la basura. Según datos de la extinta Asamblea Legislativa del Distrito Federal, hasta principios de este año la mitad de los grandes encharcamientos fueron causados por coladeras tapadas con grandes cantidades de basura.


Unas mil 690 toneladas de basura se acumula diario en las calles de la CDMX. *Foto: Twitter.

El pasado jueves 30 de agosto, la ciudad se paró por casi cinco horas debido a fuertes lluvias que causaron inundaciones en toda la CDMX. ¿Se pudieron haber evitado? Según el actual jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, sí.

Que ¿cómo lo supo? Durante una revisión a la Planta Compactadora de Residuos Urbanos Iztapalapa 2, Amieva explicó que al día se generan 13 mil toneladas de residuos, de las que el 13% está en las calles, es decir unas mil 690 toneladas.


Seguirá lloviendo. *Foto: Pexels.

¿Algún día las inundaciones no serán?

Desde 1629, los historiadores han dado cuenta de las grandes trombas que han sepultado a la Ciudad de México como una Atlantis chilanga, donde han muerto miles de personas y animales. Las cualidades geográficas de esta metrópoli y la necedad de ser muchos e inconscientes arroja sólo un resultado: no hemos podido ni podremos lidiar con las inundaciones a gran escala.

No es pesimismo, es: corrupción y asentamientos ilegales en lugares estratégicos de recargo de agua como ríos, lagos, barrancas y bosques. Es la basura desmedida. Es la sobrepoblación.


Rescate de la policía capitalina a transeuntes. *Foto: Twitter.

Desafiar al destino.

Por fortuna, las lluvias no desaparecerán. Por desgracia, seguirán causando estragos. Así que además de armarse con las botas, el paraguas y hasta los flotadores, quizá valdría la pena también armarse de valor para no tirar basura en las calles, y de paciencia para soportar el caos que el cielo regala gota a gota.


*Foto: Emilio García, Unsplash.

¿Cuánto contaminan los cohetes?

Ya vienen las fiestas patrias y con ellas se dan por inauguradas todas las grandes celebraciones populares hasta el fin de año. Como sabemos, no sería fiesta nacional si no existiera la quema masiva de fuegos artificiales, que lo mismo adornan los cielos de las grandes plazas nacionales que truenan en las calles de todo el país, pero ¿sabemos cuánto contaminan los cohetes?

¡Fuchi!

Aunque en México el almacenamiento, venta y uso están regulados por la Ley Federal de Pirotecnia para evitar los accidentes más comunes, lo cierto es que en el país aún existe venta clandestina y, peor, un uso irresponsable generalizado. Pero las noticias terribles respecto a los cohetes no terminan en el hospital con las quemaduras y mutilaciones sino que tienen daños perjudiciales para la salud y el medio ambiente.

Tragedia en Tultepec, Edomex. Enero de 2017. *Foto: Twitter.

Y es que además de pólvora, los compuestos de los pequeños envoltorios de plástico o papel contienen compuestos químicos para lograr los colores en el cielo, como el bario para el color verde, el estroncio para el rojo, sodio para los tonos dorados, aluminio para las plateadas o blancas y antimonio para las chispas. Sin contar que a veces se queman perclorato de potasio o amonio que funcionan como oxidantes —y cuya potencia corrosiva nos podemos dar idea si pensamos en el amoníaco que se usa para destapar los caños—.

Está científicamente comprobado que los cohetes, en todas sus modalidades, provocan gran contaminación del aire, y que ésta permanece por varios días en la atmósfera hasta diseminarse en el suelo y cuerpos de agua, en donde permanecerá por meses.

Los accidentes con pirotecnia aumentan 30% cada fin de año. *Foto: Pexels.

¿Todo eso respiramos?

El ejemplo es que en la ciudad de México cada que se celebran las fiestas patrias o navideñas, se activan los protocolos de contingencia ambiental, lo que significa que hay una contaminación tan severa en el aire que respirar puede causar hasta la muerte. ¿Cómo se lee eso? Por la medición de partículas de ozono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y monóxido de carbono.

Sí, los términos técnicos suelen no decirnos mucho para entender la gravedad de la contaminación atmosférica y ambiental. Pero qué tal cae saber que respirar la mala calidad del aire de la ciudad es equivalente a fumar 40 cigarros al día. Y no es un invento proteccionista, así lo dijo Martín Gutiérrez Lacayo, el director ejecutivo de la Comisión Ambiental de la CDMX hace apenas unos meses.

Celebración de año nuevo en Australia. *Foto: Pexels.

¿Cómo contamina un cohete?

Si tuvieramos que hacer la anatomía de un cohete de fuegos artificiales, la cosa quedaría así: éste emite tres tipos de contaminación según sus compuestos y su fase de quemado. Todo comienza por el perclorato, que es lo que se usa para lanzar el cohete al cielo; le siguen los metales pesados que permiten la explosión y los colores brillantes; termina con los aerosoles sólidos, que es todo ese humo y residuos que quedan flotando y caen o se elevan después de la explosión.

Lo más común es que inhalemos todas estas sustancias, y peor que en su estado original: quemadas. Así que el polvo, hollín, humo y líquidos entran en el sistema ocasionando colapsos pulmonares que se traducen como falta de aliento. Sin contar que un asmático o con problemas cerebrovasculares puede tener una crisis que sí termine en la muerte.

Todo esto sin contar que animales como los perros y los gatos caseros sufren de ataques de pánico y ansiedad por la contaminación auditiva que provocan.

Pirotecnia en un concierto. *Foto: Pexels.

¿Hay remedio?

Muchos países están intentando no matar sus tradiciones y están probando cohetes “ecológicos”, es decir que contaminan menos pues en lugar de perclorato usan nitrógeno y celulosa, materias primas menos peligrosas y dañinas.

La innovación tardará en llegar y seguro habrá quienes quieran aprovecharla, mientras sería bueno reflexionar sobre la verdadera importancia de quemar cohetes, ¿nos hace más patriotas o felices? Ojalá la respuesta obvia no necesite de contaminar ni dañar a los demás.

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